Hace
ya más de 40 años, un fotógrafo británico llamado Derek Turner-Ettlinger esbozó
una serie de directrices de respeto a la Naturaleza siempre que se ejerciera en
ella la actividad de fotográfica. Por aquellos tiempos ya se intuía un respeto
para esta profesión y afición que no ha parado de promoverse hasta nuestros
días, hasta que la Asociación
Española de Fotógrafos de Naturaleza (AEFONA) recopiló esas
directrices y las puso en limpio en forma de código.
La
fotografía de Naturaleza constituye hoy día uno de los mejores medios de
trasladar al gran público la importancia de la conservación de la Naturaleza.
Es por ello que el colectivo de fotógrafos debe ser extremadamente riguroso con
los valores conservacionistas y de defensa de la Naturaleza que difunde y
promueve. El siguiente Código Ético a seguir pretende prevenir actuaciones
irregulares que vayan en contra no sólo de las leyes vigentes si no del
espíritu enteramente conservacionista que ha de caracterizar a este colectivo.
Este
código, revisado por la Comisión de Conservación y Ética de AEFONA durante el
año 2003 y con las aportaciones de los más de 300 fotógrafos de Naturaleza
socios de esta asociación, ha sufrido una serie de necesarias modificaciones
que lo han enriquecido y lo han adaptado a la situación actual del fotógrafo,
muy lejana del prototipo de hace más de diez años.
AFOAN
respeta, defiende y promueve este código ético:
1. La seguridad del sujeto y la conservación de su entorno son
siempre más importantes que la obtención de su fotografía.
2. Hay que documentarse ampliamente sobre la biología y el
comportamiento de las especies a fotografiar, con el fin de prevenir
actuaciones improcedentes. Asimismo, adquirir también los conocimientos
técnicos necesarios para abordar con seguridad la fotografía de seres vivos en
cada situación que se presente.
3. Solicitar los permisos necesarios a las autoridades competentes
para fotografiar especies y enclaves que lo requieran por ley, y si los
terrenos son privados, también a sus propietarios. Hay que ser respetuoso con
el modo de vida de las personas que viven y trabajan en el medio natural.
4. Para fotografiar fauna, se debe trabajar preferentemente con
ejemplares libres y salvajes en su medio natural, sin alterar su normal
comportamiento. Hay que evitar las situaciones delicadas como animales
incubando o con crías recién nacidas, especialmente en condiciones
meteorológicas desfavorables, (frío, lluvia, sol directo…). Si las condiciones
permiten el trabajo fotográfico habrá que tomar las máximas precauciones,
desistiendo si las crías corren algún peligro.
5. Se evitará en lo posible el traslado de especies para su
fotografía en estudio. Se retornarán a su lugar de origen, sin daño alguno, y
en el plazo más breve posible, aquellos especímenes que, excepcionalmente,
hayan sido tomados de su hábitat, quedando excluidos aquellos que están
protegidos por la ley si no se dispone del permiso de las autoridades
competentes.
6. Para fotografiar flora, hay que trabajar preferentemente en el
campo, evitando arrancar total o parcialmente las especies, quedando excluidas
de esta consideración las especies protegidas.
7. No debemos rehuir informar que una fotografía ha sido realizada
en condiciones controladas. Las fotos en zoológicos, centros de fauna y
similares, pueden suponer una mayor tranquilidad para las especies más escasas
y vulnerables.
8. Evitar el corte de ramas y vegetación para camuflar los escondites
(hide) que se emplean para la fotografía de fauna salvaje, utilizando
preferentemente redes de hojas artificiales o en su defecto ramas muertas y
vegetación seca.
9. El camuflaje natural de un nido, manipulado para una sesión
fotográfica, debe ser restaurado a su término. Las ramas se atarán mejor que
cortarán y, por supuesto, nunca se dejará expuesto el nido a depredadores, a
otras personas o a las inclemencias del tiempo.
10. Evitar manipular cualquier elemento mineral o arqueológico de modo
que pudiera alterarse irremediablemente la integridad de una formación geológica
o paleontológica.
11. Pasar desapercibidos siempre durante nuestro trabajo de campo, no
atrayendo la atención del público o de un depredador. No revelar la
localización de especies raras o amenazadas, salvo a investigadores acreditados
y administraciones competentes que contribuyan a su protección.
12. Hay que mantener siempre limpio el lugar de nuestro trabajo de
campo, eliminando también cualquier huella de nuestra actividad.
13. El fotógrafo de naturaleza que trabaje fuera de su país debe
actuar con el mismo cuidado y responsabilidad que si estuviera en el suyo
propio.
14. Informar a las autoridades de cualquier infracción que observemos
contra la Naturaleza, incluidas las actuaciones al margen de la ley que
pudieran realizar otros fotógrafos.
15. Colaborar con otros compañeros para mejorar las condiciones de
trabajo en la Naturaleza, divulgando al mismo tiempo el presente código ético
entre todos aquellos que lo desconozcan.
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